Nunca salen de paseo. Si no las movemos, permanecen siempre en el mismo lugar, desde que nacen hasta que mueren. Sin embargo, sus semillas viajan mucho. Algunas son tan livianas que flotan en el aire y son llevadas por el viento. Otras se adhieren al pelo de los animales y recorren con ellos largas distancias. Algunas, que están encerradas en los frutos, se dispersan cuando el fruto cae y se abre. También pueden ser transportadas por los seres humanos. De cada semilla puede nacer una nueva planta.
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